El camino lo escribimos todos y nuestras huellas se van quedando impresas en el tiempo, nos matizan la memoria, se reproducen casi en cualquier hueco. De todo lo que somos, si nos queda un poco qué perder, lo perdemos todo entonces y nunca por convicción. Así, escribimos con los pies, en cada paso, un cuento nuevo, una pesadilla vívida, un duelo irreprensible, un poema repetido.
Hace tiempo abrí mi ventana y empecé a escribir sin luz, me nutrí del frío; no importa, con el tiempo abandoné a mi soledad, comprendí que el mundo se extendía hacia el interior de mí si dejaba la ventana abierta, y me he acostumbrado ya a la oscuridad.

jueves, 21 de enero de 2010

AL OTRO LADO

… me permito dormir en ocasiones
mágicas,
no en este lado,
estoy tan expuesto aquí,
somos hijos de la misma insensatez
hermanos, mártires infaustos;
apóstata impío,
rabioso cadáver
los mundos en mis manos
se corrompen,
se quebrantan
las indevotas tierras
con un abismo al medio
del camino
los siglos pasan indolentes
y los hombres sólo
se van quedando muertos.

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