El camino lo escribimos todos y nuestras huellas se van quedando impresas en el tiempo, nos matizan la memoria, se reproducen casi en cualquier hueco. De todo lo que somos, si nos queda un poco qué perder, lo perdemos todo entonces y nunca por convicción. Así, escribimos con los pies, en cada paso, un cuento nuevo, una pesadilla vívida, un duelo irreprensible, un poema repetido.
Hace tiempo abrí mi ventana y empecé a escribir sin luz, me nutrí del frío; no importa, con el tiempo abandoné a mi soledad, comprendí que el mundo se extendía hacia el interior de mí si dejaba la ventana abierta, y me he acostumbrado ya a la oscuridad.

lunes, 18 de enero de 2010

LAURA

Ella no conoce la ciudad
del viento en las esquinas
ella no se olvida de olvidar
en mi cabeza su corona de espinas.

Laura se me queda fija en el reloj
su espera se me oculta
siempre es un asunto de imaginación
imaginar su cara en una calle oscura.

Bajo la piel de su vestido hoy me encontre con la canción de una mujer que me amaba sólo por amar  cuando yo aún era un desconocido en su ciudad, querido amigo, ahora no miento, sé que que ella es mi destino, pero no puedo esperar para sentir de cerca su latido. Luego me echó fuera y abajo de su habitación.

Ella aprendió a decir que no a destiempo
luego aprendió a perder la prisa
si llegó tarde fue un segundo siempre antes del amor
a contratiempo
entre ella y yo,
yo envenenado con el arte de su piel de artista.

Bajo tu luna te soñé
envuelto en frío
bajo tu cama te alcancé
descalzo y si te digo ahora no, amor mio, 
no sé si nuestro amor tenga una solución.

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